28 de octubre de 2013

Montserrat

Esta semana le he dedicado algo más de tiempo a Marçal y se ha notado. Estos días se ha portado mucho mejor. La cosa está clara, su problema, nuestro problema, es el problema de casi todo el mundo, la falta de tiempo y de dedicación.
Cada noche nos hemos tumbado los dos en la cama a leer un rato, no es mucho, pero a él le ha sentado estupendamente. Últimamente no está muy por la labor de leer así que hemos matado dos pájaros de un tiro. Primero leía yo la página entera y seguidamente la leía él. Perfecto! Mejorando!

Para mi, la semana ha sido dura, pero estos momentos con Marçal me han hecho olvidar los problemas del día a día. El viernes, agotados de la semana nos apetecía un plan para pasar con los niños. Así que el sábado nos fuimos a Montserrat. Yo hacía más de diez años que no iba (y eso que lo tengo aquí al lado) y los niños, tanto Júlia como Marçal, nunca habían estado, por lo que nos pareció una buena idea.

Montserrat nos gusta mucho tanto a Edu como a mi, tiene un encanto especial, nos trae recuerdos de nuestra infancia. Además la última vez que vine fue cuando mis abuelos cumplieron sus bodas de oro, hace ya mucho, y eso me hace pensar aún más si cabe en mi tan añorada abuela.

Quien no conoce Montserrat? una cadena de montañas de formas redondas un tanto especiales, con caminos y cuevas por donde pasear durante horas.Con una espiritualidad especial con "La Moreneta" como protagonista llamada así por su peculiar color oscuro.
Con una gastronomía propia como la miel o el mató entre otros. Y con unos medios de transporte propios que a los niños les encantaron; El "cremallera" que te sube hasta el Monasterio y el funicular para alcanzar la cima. Yo que soy muy miedica con el tema de las alturas preferí no coger este último, tal vez cuando sea mayor...

Montserrat es mil cosas más, me quedo muy corta, pero para eso hay que ir a visitarlo. Es mi recomenadción de la semana. Con los niños claro!




Esta semana cortita va a pasar volando!!
Besitos!!

22 de octubre de 2013

La difícil tarea de educar

Júlia cumple esta semana sus 20 meses y está asomando su personalidad. Es una niña dulce y cariñosa, con sus 10 minutos de vergüenza frente a lo desconocido. Vergüenza que se le pasa y entonces se vuelve sociable y revoltosa. También tiene carácter y es un poco testaruda, cuando algo es NO, es NO!!

Marçal sigue con su época rebelde, aunque creo que hemos ido a peor, o al menos a mi me da esa sensación. Con su padre se comporta un poco más, pero conmigo... la cosa está difícil. El ciclo siempre es el mismo; yo le digo que haga algo (o que no lo haga), el hace caso omiso, yo aguanto, aguanto, aguanto, hasta que le tengo que reñir/castigar y luego él se arrepiente y me promete que no volverá a pasar. A los 5 minutos se le ha olvidado todo y vuelta a empezar. La verdad; es duro y agotador... alguien tiene la fórmula correcta? le riño demasiado? o por el contrario tengo poca autoridad? donde está el límite y qué es lo correcto?

Por el contrario nunca en mi vida he visto un niño tan cariñoso con todo el mundo, la gente se queda parada cuando después de pasar un rato con él, se despide con un enorme y cariñoso abrazo. Y conmigo? pues me dice constantemente que me quiere, me abraza y me besa siempre que puede. Dos puntos opuestos en su personalidad que le hacen muy especial.
Una se acostumbra a todo lo bueno y más a los mimos de un hijo, qué pasará cuando llegue la adolescencia y ni siquiera me deje acercarme a él?? Lo voy a pasar fatal!!

Para mis hijos lo único que quiero es que sean buenas personas, que quieran y les quieran y que tengan un buen futuro. Que tengan una buena base para ser felices, es pedir mucho?

Creo que en la escuela deberían impartir una clase de "como ser padres y no morir en el intento". La cosa no es nada fácil y lo único que nos guía es nuestro instinto natural y nuestro amor por ellos. Como saber si estamos siguiendo el camino correcto. Como saber si en el futuro mis hijos me podrán decir: "mamá, lo hicisteis bien".

Júlia y Marçal tienen personalidades muy distintas. Aunque los dos son niños con carácter, en el fondo sus carácteres son muy distintos. Por tanto, el dilema está en si habría que educarles de la misma manera o habría que hacer distinciones. Un plan personalizado para cada uno. Aunque siendo el mismo padre y la misma madre, es eso posible?

El otro día tuve una larga conversación con una de las profesoras de Marçal. Me contó que se lo había encontrado en la puerta, a la hora de entrar, después de comer, llorando. Se sentaron los dos y ella escuchó atentamente el plan que Marçal tenía preparado para su vida. La escuela le aburre, todo el día sentado y leyendo dice que no es para él. Que su abuelo sabe mucho y que le puede contar de todo sobre la vida. Que se irá a algún sitio en un barco, con su abuelo y allí conocerá todos los peces que existen (además de todos los que ya sabe). Qué Júlia solo va a la escuela por la mañana, así que no es justo que el vaya todo el día. Todo esto con una labia y convicción propia de una persona adulta, como siempre ha hablado Marçal. Un hombrecito metido en un pequeño cuerpo de niño de 6 años.

Marçal tiene toda la semana ocupada con extraescolares, él lo necesita, actividad sin parar. Hace english, baloncesto y tenis. Con los deportes muy bien, corre, suda, se desahoga..., todo perfecto! El inglés no es tan divertido. Dice que él cuando sea mayor viajará a Madrid y que para ir allí no le hace falta el inglés. Y en cuanto a su profesión, dice que se dedicará al surf y que para eso tampoco necesita idiomas.
Tiene las ideas tan claras que me cuesta mucho desmontárselas y hacerle entrar en razón.

Un montón de preguntas para hoy. Preguntas que por más que pienso y le doy vueltas no consigo tener una respuesta. Así que, de momento (veremos si cambio de opinión) no tengo un plan concreto preparado para ninguno de mis hijos. Superar el día a día, confiando en mi instinto y en mi amor por ellos. De todos modos, si alguien tiene un plan que me lo cuente!!

Que la semana sea leve.
Besitos!!

14 de octubre de 2013

Virus, ajo y una boda

De verdad que hemos notado mucho el cambio de estación. Después del pequeño susto con los vómitos de Marçal le tocó el turno a Edu. Fue un virus fulminante, solo 24 horas, pero muy muy intenso. Una vez ya parecía que se iban recuperando, yo me resfrié, nada grave, aunque los oídos me pasaron factura en algún avión.

Esta semana Júlia ha cogido un virus llamado "boca, mano, pie", algo, por lo visto, habitual en las guarderías, aunque muy nuevo para mi. Nada importante, algunas llagas pero nada de fiebre, ella está estupenda, pero en casa, sin poder ir a la guardería por el tema del contagio.

Yo, que soy experta en ponerme enferma en fin de semana, vacaciones y demás fiestas, he pasado el fin de semana en cama con anginas. Bueno, en cama es donde tendría que haber estado, pero con niños en casa, eso no es del todo posible. Sabréis de que hablo. Todavía no estoy recuperada pero la vida no para a mi alrededor, donde está el pause?? así que a trabajar y a seguir con el ritmo. El martes tengo un nuevo viaje y tengo que estar preparada.
Aunque me cuesta comer por el dolor y por la falta de apetito, procuro hacerlo, pues los antibióticos me afectan mucho al estómago y necesito estar fuerte para seguir con el día a día.
En casa comemos muy sano y con los niños, sobretodo con Júlia que todavía come triturado, aplico el mejor de los consejos de mi abuelo del que aún con 90 años tengo la suerte de disfrutar; ajo!! Ajo para todo y con todo! Cuando hago los purés (sean para quien sean) un ajo siempre va dentro, una de las mejores defensas para nuestro cuerpo.
Además nunca falta la miel por las mañanas en un vaso de agua tibia en ayunas y a los niños 2 cucharadas cada día de miel como mínimo, aunque si fuera por ellos serían muchas más, les encanta!
Estos días hemos tenido frío y calor y eso no ayuda, sobretodo si tu cuerpo esta resentido por el cansancio y el ritmo frenético al que estamos acostumbrados.
Así que la semana pasada no hubo post, un poco de descanso no me vino mal, sofá, películas, palomitas.., sientan de lujo!

Antes de tanto virus revoloteando por casa estuvimos de boda. Una boda preciosa con unos novios guapísimos que, tengo que decirlo, me dieron un poco de envidia. Hacía tiempo que no íbamos de boda, así que me acordé mucho de la mía, hace ya más de 9 años, un día precioso que repetiría sin pensarlo. El tiempo vuela y vamos quemando etapas y no puedo evitar sentir nostalgia...
Vi a los novios tan felices, jóvenes y guapos... Nosotros nos lo pasamos genial y los niños también y bailamos hasta que la lógica de padres nos obligó a irnos. Por cierto el novio era mi sobrino, sobrino político, pues Edu se lleva bastantes años con sus hermanas y gracias a ello a los 34 años me convertí en tía-abuela! No está mal, no? Total, que el novio es primo-hermano de mis hijos, que se llevan unos añitos!
La novia guapísima muy fiel a su estilo clásico con su escote corazón y sus mil capas de tul. La ermita, la misma en la que yo me casé, pequeña y preciosa. Y lo mejor de todo, el toque campestre-romántico que pusieron los novios a toda la decoración; pizarras con mensajes escritos en tiza por todas partes, flores pequeñas y blancas y hasta una bañera antigua en medio del jardín con las bebidas dentro. Muchísimos detalles con encanto para un día precioso.
En cuanto a la ropa de los niños con Júlia lo tuve claro; un vestido de Stella McCartney que compré en julio y que me enamoro nada más verlo, de tul rosa con topos plateados. Los zapatos me costaron más de encontrar y acabé en Zara con unas bailarinas bicolor discretas y monísimas. 
Para los niños no me gusta nada el look traje, les veo disfrazados y postizos. Y Marçal al estar tan delgadito no le quedan bien según que pantalones, sobretodo si son anchos, le hacen bolsas y arrugas por todas partes. La mejor opción; unos pitillos oscuros y elegantes combinados con una camisa azul eléctrico que por supuesto, también encontré en Zara, bendito Zara, sobretodo para casos de apuros. La camisa hacía juego a la perfección con sus nuevas zapatillas preferidas, sus New Balance azul eléctrico.
Y así tan guapos y preparados pasamos un día estupendo y agotador, tal vez, algún virus vino de ahí...

Feliz semana!
Besitos!!