22 de julio de 2013

Tiempo de calidad

Esta semana ha sido aún más intensa, si cabe, que la anterior, no quiero hacerme la víctima, ni mucho menos, pero reconozco que este verano está siendo algo inusual y más duro de llevar. El trabajo, la casa, los niños... Si, ya sé, lo que hacemos todas las que somos madres y trabajadoras. Pero este año las vacaciones van a ser muy cortas, y parece que nunca llegan... y los niños lo notan.

Por ahora Júlia sigue en la guardería, aunque solo nos queda una semana. Marçal va al casal cada día hasta final de mes. Luego habrá que improvisar canguros por todas partes excepto los 10 días que nos vamos a coger para estar con ellos. Hay que trabajar!!

Lo peor de todo, es que Marçal ya es mayor y está pasando una mala época. Su hermana absorbe la atención de todos los que estamos a su alrededor. Y yo lo intento, pero se ve que no suficiente. Esto le lleva a comportarse de una forma más rebelde de lo habitual y empieza la cadena; nosotros le llamamos la atención, él se enfada, le llamamos la atención... .
Este fin de semana nos escribió una nota a su padre y a mi que me llegó al corazón. En la nota, entre otras cosas, decía "mamá, me gustabas más cuando me hacías más mimitos". Entonces me di cuenta que lo está pasando mal, que necesita más cariño y atención, que no lo estoy haciendo bien..
El problema es que las horas entre semana no cunden, ellos pasan todo el día fuera de casa y Edu y yo llegamos cada día a las tantas de trabajar. El tiempo para estar juntos es mínimo y encima hay que ducharse, hacer la cena y preparar todo lo del día siguiente; tuppers con comidas, bañadores, toallas, ropa limpia... Entonces, sin querer, y sin darte cuenta, ese tiempo juntos no es de calidad. "Mamá hacemos esto?", "ya veremos después de cenar", "mamá hacemos lo otro", "no Marçal, eso el fin de semana"...

Júlia, por su parte, ya no es el bebé que era el verano pasado, que no se mueve y le puedes dejar aparcado en un maxicosi mientras le dedicamos toda nuestra atención a Marçal. Ella también exige su parte tanto de mamá como de papá.
Así que hay que repartirse como se puede y supongo que no siempre lo hacemos de la manera que ellos esperan.

Marçal es un niño muy cariñoso y besucón pero a la vez es tremendamente inquieto, así que seguirle el ritmo no es fácil. Con Júlia es muy muy cariñoso, se quieren con locura, así que sus momentos rebeldes los paga con nosotros. Supongo que es una época que tiene que pasar y superar y yo por mi parte voy a intentar dedicarle más tiempo de calidad.

Ayer, en la playa, me fui a pasear con Marçal mientras Júlia se quedaba jugando con su padre. Un rato él y yo solos, sé que él lo agradece.

Si pudiera pedir un deseo, de esos que se piden a veces, pediría más tiempo, tiempo para dedicarle a mis hijos, tiempo para demostrarles que les quiero y que siempre estaré allí, tiempo para impedir que sufran, tiempo de calidad.

Que pase la semana rápido y tengamos más tiempo para los niños!
Besitos!!
















1 comentario:

  1. Ostres!!! quanta raó tens, i jo només en tinc un, i de vegades falta temps i no li dones massa atenció.
    Anem de bòlid.
    Després sap tant i tant greu.
    Que sàpigues que es la segona vegada que hem fas plorar, amb les entrades del teu blog!!!
    M'arriba al fons, soc una sentimental!!!

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