29 de julio de 2013

Aficiones innatas

Siempre tuve intriga por saber si los niños nacen con su afición a los coches y a las pelotas y las niñas con su afición por las muñecas, la ropita y los bolsos, o es una cuestión de influencias de hermanos, padres, madres y demás.
Ahora que tengo en casa un niño y una niña puedo afirmar que sí, es así, algo innato.

Al principio tuve mis dudas, Marçal siempre ha sido muy aficionado a los coches, desde muy pequeño, al igual que su padre. Edu tiene auténtica devoción y afición por los coches antiguos. Cada año asistimos a la feria de coches antiguos de Barcelona y si nos enteramos de alguna otra también. Así que Marçal lo ha vivido desde muy pequeño y tendríais que oírlo hablar de coches, actuales y antiguos, alguna vez hemos visto un 600 o un 850 (os acordáis?) y me dice: "uaaaauuuu, que chulo mamá...." y yo no puedo evitar reírme. Tiene una colección de coches increíblemente grande, coches grandes, medianos, pequeños y de todos los países a donde he viajado en estos últimos seis años. Una colección muy preciada por él.

Edu fue jugador de baloncesto hasta muy mayor, aún hoy se reune alguna vez con amigos para echar algún partidito. Pero Marçal y su relación con las pelotas fue diferente, hasta hace muy poco nada de nada, ahora con su baloncesto extraescolar parece que le empieza a interesar.
Así que teniendo a Edu como referente podríamos tener ciertas dudas sobre las aficiones de Marçal.

Con Júlia la cosa está muy clara. Al principio, cuando ya gateaba, se iba a la habitación de su hermano y le cogía sus coches (con el consecuente enfado de éste) y jugaba con ellos.
Ahora, ya un poco más mayor y adquiriendo su propia personalidad y sin ningún otro referente en casa, se pasa el día abrazada a sus muñecas y las pasea de arriba a abajo, come con ellas, duerme con ellas...

Pero lo más gracioso de todo es su afición por los bolsos y su increíble aptitud por convertir cualquier objeto a su alcance en un bolso. Y aunque sí me gustan los bolsos, prometo que yo no tengo nada que ver.
Un pañuelo del abuelo colgado del antebrazo es un bolso ideal para pasear por la terraza. Lo importante es la posición de los brazos, uno de ellos doblado sujetando el "artefacto" convertido en bolso y el otro brazo también doblado sujetando el anterior para mantenerlo en posición. A veces puede parecer una azafata de PanAm.

Su última adquisición; el bolso-calzoncillo, o el canzoncillo-bolso! Sí, ahora también va a la habitación de su hermano, pero esta vez abre el cajón de más abajo (completamente a su alcance) para coger el canzoncillo más glamuroso y convertirlo en bolso último modelo colgado de su pequeño bracito.
Ya la veis? paseando por casa con el bolso-calzoncillo a modo chica PanAm con la cabeza bien alta, está tan mona...

Feliz semana!!
Besitos!!







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